Cómo reducir el estrés en la crianza

La crianza es una experiencia preciosa e intensa, que nos demanda gran cantidad de energía y habilidades, y que, además nos pueden generar altos niveles de estrés. Es, sin duda, uno de los mayores desafíos que nos encontramos a lo largo de la vida

En nuestro caso, reconozco que cuando nació nuestra primera peque la vida nos dio la vuelta. No estábamos preparados (¿Alguien lo está?), para el Tsunami que vino y cambio prioridades, tiempos, relaciones…

Cuando nació la segunda teníamos más claro lo que podíamos esperar, y preparados para ese “1+1 es más que dos”. Respiramos más y empezamos a llevarlo de otra manera, sabiendo que era algo más “temporal”.

Pero… ¿Qué es el estrés?

El estrés es la respuesta que tiene el cuerpo para responder a situaciones que te demandan una sobre activación. Se inicia cuando sientes que tus habilidades, conocimientos, recursos no son suficientes para hacer frente a una situación. Por ejemplo, cuando tienes que atender varias cosas importantes a la vez, o en momentos de conflicto al sentir que no tienes las habilidades suficientes para responder de forma adecuada. Como te puedes imaginar es muy subjetivo. Yo puedo sentir estrés en una situación que tu resuelves sin despeinarte o al revés.

Desde que aparece la rayita en el predictor, conforme avanza el embarazo, la responsabilidad, las dudas de cómo lo harás, los primeros meses, la falta de sueño, la etapa infantil, el establecimiento de rutinas, limites, la gestión del apego… Cada momento y edad tiene sus propios retos, para los que estamos más o menos preparados. A eso añadimos, el trabajo, las tareas de la casa, la sensación de falta de tiempo para el deporte o el ocio, la invisibilidad de los cuidados, … y conciliar se suele convierte en otra fuente de estrés. Y, naturalmente, en ciertos momentos nos sentimos desbordados por esta situación.

¿Qué podemos hacer para detectar el estrés?

Decir que “tengo estrés” es algo que está muy normalizado en la sociedad, sin embargo, a veces no es tan fácil darse cuenta del nivel en el que te encuentras. Suelen detectarlo mejor las personas con las que convives, ya que te hace estar más irritable, tener menos paciencia, enfadarte con facilidad, comer más o menos de lo normal…

Lo primero, por lo tanto, es darte cuenta de cuál es tu nivel de estrés y de cuánto tiempo lo llevas sosteniendo. Algunos de los cambios que genera un nivel elevado y sostenido es:

  • Físicos: Dolores de cabeza frecuentes, Falta de energía, Diarrea o estreñimiento, Cambios de peso, Insomnio…
  • Emocionales: Ansiedad, Depresión, Cambios de conducta, Mala memoria, Preocupación excesiva…

Otro aspecto importante es dedicar tiempo a identificar las fuentes de estrés.

Ayudar a tus peques a crecer, poner límites adecuados, la falta de sueño, crear un entorno familiar agradable, mantener la casa organizada, trabajar, encontrar tiempo para tu pareja, y para ti, pueden ser, en ciertos periodos, objetivos que parecen imposibles de lograr.

Todo esto puede aumentar tu estrés y acabar agotándote. Pero, afortunadamente, hay formas de reducir el estrés familiar.

Escribe en un papel una lista de todas las cosas que crees te pueden estar estresando y trata de clasificarlas en categorías, como el trabajo, ámbito familiar, personal, salud…

¿Cómo podemos abordar el estrés y reducirlo?

Vamos a ver algunas estrategias:

  1. Comunicarse: habla con los miembros de tu familia sobre lo que está pasando y lo que cada uno está sintiendo. Esto puede ayudar a reducir la tensión y malentendidos entre tus seres queridos y tú.
  1. ¿Conoces el “Club de las malas madres”? Es un espacio de conversación donde se habla de forma sincera sobre lo que la crianza significa, sobre cómo nos sentimos en determinados momentos y que ayuda a naturalizar nuestras imperfecciones y dificultades. Un espacio de confianza, donde puedes tomarte con humor lo que a la mayor parte de las madres y padres nos ocurre a diario.
  1. Establece límites: unos límites firmes para el tiempo que pasáis juntos, el comportamiento que es aceptable y los deberes de cada miembro de la familia. Esto ayudará a promover la responsabilidad y la solución de problemas. Aprender a decir que no, también te ayudará bastante.
  1. Establece prioridades: las prioridades en la familia deben ser examinadas, dialogadas, determinadas y compartidas, primero con tu pareja y cuando sea posible, con tus peques. Juntos podrás afinarlas y realizarlas, intentando previamente fijar y planificar los objetivos, medios a emplear y los controles, para conocer si se están llevando a cabo. Asegúrate de que todos los miembros de la familia se comprometan, esto ayudará a mantener el equilibrio y la armonía dentro de la familia.
  1. Reconoce que hay cosas que no se pueden cambiar. Aceptar que existen cosas que cambiarlas no está en tus manos, te ayudará a dejarlas ir y no alterarte.
  1. Haz algo divertido, planifica tiempos para ti, tiempos en pareja y tiempos para la familia. Se que parece imposible, pero es cuestión de organizarse. Nosotros tenemos una tabla de Excel con un reparto semanal de tiempos. Si puedes tira de abuelos o de canguro, te aseguro que es necesario y una inversión en el futuro de tu familia.
  1. Cuida la alimentación: En períodos de estrés caemos en la tentación de comer alimentos altos en calorías, ricos en azúcar y grasas saturadas. Con una alimentación saludable podemos reducir los niveles de ansiedad y encontrar cierto alivio. Te dejo alguno de los alimentos que nos ayudarán a reducir nuestro estrés:
  • Frutos secos
  • Espinacas
  • Aguacate
  • Chocolate negro
  • Cítricos
  • Infusiones
  • Legumbres
  1. Haz ejercicio físico: cuando realizas una actividad física tu mente produce endorfinas, las cuales generan un estado de euforia y de bienestar emocional. Disminuirá tu tensión, relajará tu cuerpo y a la par, mejorará tu autoconfianza y autoestima. Procura que no se trate de algún deporte competitivo, mejor que se trate de algo repetitivo, aeróbico y a ser posible al aire libre.